Un concertinista no puede creer estar delante de una mujer tan bella y traviesa como Vittoria Risa. Un buen polvo con una veinteañera Sabor del siglo XX, en un sofá de dos plazas de aquella época
Un concertinista no puede creer estar delante de una mujer tan bella y traviesa como Vittoria Risa. Un buen polvo con una veinteañera Sabor del siglo XX, en un sofá de dos plazas de aquella época