Mi esclavo está atado a una cruz de San Andrés y no puede defenderse ni escapar. Le doy una buena paliza con mi látigo y le golpeo el culo y la espalda. ¡Quiero verlos a ambos enrojecidos! El esclavo se retuerce y se retuerce, ¡pero no tengo piedad!
Mi esclavo está atado a una cruz de San Andrés y no puede defenderse ni escapar. Le doy una buena paliza con mi látigo y le golpeo el culo y la espalda. ¡Quiero verlos a ambos enrojecidos! El esclavo se retuerce y se retuerce, ¡pero no tengo piedad!