Érase una vez una mujer llamada MilfyCalla que estaba decidida a ponerse en forma. Contrató a un entrenador personal para que fuera a su casa y la ayudara con sus objetivos de fitness. MilfyCalla había estado trabajando con su entrenador durante algunas semanas cuando su vecina, Jenna, la vio haciendo ejercicio a través de la ventana y le preguntó si podía unirse. MilfyCalla le dio la bienvenida a Jenna para que se uniera a sus sesiones de entrenamiento con el entrenador. Las tres se ejercitaban juntas con regularidad, animándose mutuamente para alcanzar sus objetivos de fitness. Se hicieron buenas amigas y esperaban con ansias su rutina diaria de ejercicios. A medida que continuaban entrenando juntas, MilfyCalla notó que se estaba volviendo más fuerte y más segura de sí misma. Podía hacer ejercicios que nunca antes pensó que fueran posibles. Jenna también vio mejoras significativas en su fuerza y resistencia.