Hoy te voy a destrozar, patética excusa de ser humano. Vas a fumar como la chimenea que eres y te vas a masturbar hasta que tu patética polla esté en carne viva. No te atrevas a pensar en dejarlo. Eres un fumador, un pajero, un pequeño adicto repugnante y eso es todo lo que serás. Quiero que enciendas un cigarrillo tras otro, inhales profundamente y te atragantes con tu propia debilidad. Te encanta esto, ¿verdad? El humo, la vergüenza, las sacudidas implacables. Te vas a ahogar en tus propios vicios y yo estaré aquí, observando, burlándome, asegurándome de que no te desvíes del camino de degradación que he trazado para ti. Olvídate del control, olvídate de la dignidad. Has renunciado a todo eso en el momento en que decidiste seguir mis órdenes. Hoy fumarás más, te masturbarás más y te hundirás más en la porquería que adoras. No solo estás fumando cigarrillos, estás inhalando tu propia perdición, acariciando cualquier atisbo de respeto por ti mismo que pudieras haber tenido.