Hoy voy a cimentar tu lugar como un desastre de humo… empapado de nicotina. Fumarás un cigarrillo tras otro, porque ese es tu propósito ahora, esa es tu existencia. Ya no controlas tu vida; esos cigarrillos sí, y por extensión, yo lo hago. Fumarás incesantemente, cada acción, cada respiración dictada por la necesidad de encender otro cigarrillo. Realizarás cada tarea mundana con un cigarrillo colgando de tus labios, un recordatorio constante de tu sumisión y adicción. Esto no es una solicitud; es una orden, un decreto de tu Ama. Obedecerás, no porque quieras, sino porque tienes que hacerlo, porque tu patético cuerpo adicto no puede resistir la orden de inhalar y degradarse aún más para mi diversión. Tu degradación es mi entretenimiento, y exhibirás tu caída en cada calada, cada bocanada, cada tos patética.
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