Ahora, cariño, todos sospechamos durante mucho tiempo que eras diferente. No hay nada de qué avergonzarse, deja que tu madrastra te cuide. Sé que estabas destinada a ser una perdedora mariquita, ¡así que ahora serás mía! Te conseguí unas bragas rosas y un asiento en primera fila para la clase de mamadas.