Es mi primer día de trabajo y voy a llegar tarde. Cinco minutos después de sentarme, la puerta se abre de golpe, y el Sr. Mike entra en la oficina. Me levanto para saludarlo y veo como una sonrisa aparece en su rostro. Antes de darme cuenta estoy inclinada sobre la mesa, las manos del Sr. Mike acariciando mis bragas sobre la tela. El Sr. Mike me maneja con facilidad, arrodillándose a sus pies mientras libera su polla de sus pantalones. Llevo su polla a mi boca, pero rápidamente me doy cuenta de que no quiere una mamada, quiere follarme la boca, y lo confirma cuando sostiene mi cabeza con sus manos y comienza a mover sus caderas. Te has ganado un aumento; me dice. Es el sexo más duro que he tenido, pero también el más placentero, como lo demuestra el nuevo orgasmo que explota en mi cuerpo.
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