Hace poco encontré la lencería y los guantes ceñidos de mi madrastra, a los que ella llama sus “guantes para masturbarse”, en el ático. No me di cuenta de lo sucia que estaba mi madrastra, pero me resultó muy difícil pensar en eso. Encontré bragas que todavía olían a su coño de madrastra. Pensé que estaba buena desde que me puse duro. Cuanto más mayor me hago, más parece mostrar un poco más las tetas, se inclina para sacar cosas del refrigerador con una falda y sin bragas. Sabía que le gustaba que la mirara, pero nunca pensé que esto sucedería. Mi padrastro se fue por negocios y llegué a casa y la encontré usando todas las cosas suyas que tenía en mi habitación. Me preguntó si quería ver lo que hace mi madrastra con sus “guantes especiales para masturbarse”. Se bajó el sujetador y me mostró sus grandes tetas redondas. Son tan bonitas como se ven a través de sus camisetas. Se puso encima de mí, sacó mi polla y comenzó a masturbarme con sus bonitos guantes morados de seda. Eran tan suaves sobre mi polla dura.