Primero, te pediré que consigas un zapato, una bota o un tacón alto y te arrodilles ante mí. Hoy te he dicho que no eres un alfa, que no eres un hombre de verdad con tu patética y fea micropene, que ese pene de aguja no es lo suficientemente bueno como para acercarse a mí, que solo permito que los hombres de verdad me den placer. No eres digno de mi cuerpo de princesa perfecta. Ah, y ese zapato se usará para lastimarte las bolas de cornudo, tus bolas son inútiles y merecen una bofetada, cuando abofetees tus patéticas e inútiles bolas de esclavo cornudo repetirás lo que yo digo como un mantra para que entiendas claramente lo que realmente mereces como mi cornudo.