Pones suerte preguntándole a tu madrastra Claudia si puedes quedarte fuera después del toque de queda; no está impresionada y tus intentos de halagarla para que acepte resultan contraproducentes. Mal. “¿Crees que a tu papá le haría feliz saber que has estado tratando de coquetear conmigo?”, pregunta fríamente. Frunces el ceño, tratando de encontrar una respuesta satisfactoria, y te das cuenta con horror de que estabas mirando accidentalmente las tetas de Claudia mientras estabas perdido en tus pensamientos. Ella sonríe y te ordena que te arrodilles. “Si quieres que guarde esto en secreto para ti, será mejor que demuestres que lo sientes. Puedes empezar besándome el culo’, dice ella, antes de bajar su tanga y ordenarte que le lames el estrecho y pequeño culo.