Madrastra esclava Mi querido hijastro, es hora de que tengamos una pequeña charla, solo tú y yo. Sabes cuánto me debes, ¿no? Tu vida, tu libertad, el dinero que ganaste con tanto esfuerzo… todo es mío ahora. ¿Y sabes por qué? Porque soy tu madrastra, y las madrastras siempre son lo primero. Yo te di a luz, te crié y te vi crecer. Sin mí, ni siquiera existirías. Así que es justo que me pagues por todos mis sacrificios. Puedo crear vida, pero también puedo destruirla. Y créeme, cariño, no querrías que eso te pasara a ti. A partir de ahora, vivirás para mí y solo me acariciarás cuando yo te lo diga. Serás mío para siempre y trabajarás duro para devolverme todo… Me has quitado tanto, ¿no? Mi juventud, mi mejor momento, mi belleza… ¿Y qué hiciste a cambio? Nada, absolutamente nada. Pero eso cambia hoy, mi dulce niño. Ahora me lo pagarás, con cada centavo que ganes, cada gota de sudor que pongas y cada respiración que tomes…