Tengo la mejor madrastra de la historia. No solo es sexy, también es muy genial y no como la mayoría de las mujeres de su edad. La verdad es que me gusta desde hace años y he desarrollado una especie de fetiche por sus bragas. Solía robarlas del cesto de la ropa sucia y masturbarme mientras las olía. Me encantaba la sensación de la suave y sedosa tela rozando mi pene, y saber que el coño de mi madrastra estaba contra el material siempre me hacía correrme más. Sin embargo, siempre me aseguraba de volver a poner las bragas en el cesto para que no se diera cuenta de que me estaba masturbando con sus bragas gastadas. Hasta hoy, claro.
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