Claudia llega a casa después de su cumpleaños y se ríe cuando le preguntas cuál es su deseo de cumpleaños. “Realmente no creo en eso”, dice. “Además, ¿qué voy a pedir? ¿Ser un poco más alta? Sería divertido, pero no va a suceder”. Le explicas que en realidad conoces un antiguo hechizo para el crecimiento, que te transmitió tu abuela. “Ah, sí, apuesto a que sí. Adelante”, dice Claudia. Murmuras las partes que puedes recordar y, para tu sorpresa y la de Claudia, ella realmente comienza a crecer. Al principio no te das cuenta de lo que está sucediendo cuando se queja de que su vestido le está quedando más apretado. Sin embargo, una vez que te das cuenta, notas que sigue creciendo y no se detiene. En todo caso, parece que está creciendo cada vez más rápido. “Haz que pare”, exige, presa del pánico