Cada vez que miras mis espirales, lo sientes, ¿no? Ese anhelo profundo y persistente que se intensifica dentro de ti. No puedes evitar quererlo, necesitarlo, convertirte en el mejor chupapollas que puedas ser. No es solo un deseo; es una compulsión ahora, que se hace más fuerte con cada giro hipnótico. Las espirales en mis ojos, esos remolinos interminables y hipnóticos, han despertado algo primario en ti. Tu anticipación se estremece a través de tu cuerpo, una manifestación física de tu hambre insaciable de polla. Perdido en las profundidades de mis espirales, no hay acto demasiado degradante, ninguna humillación demasiado grande, si significa satisfacer esa necesidad que todo lo consume dentro de ti. Mis espirales te han mostrado tu verdadera vocación: una vida para siempre de rodillas, con la boca abierta, siempre buscando, siempre necesitando. Qué divertido es para mí, la Diosa Espiral, presenciar tu transformación.