Te quiero con una polla reclusa y negada. nunca una corrida, nunca sexo, nunca una mujer. cerrada y reprimida, eso sí. Te mandaré a trabajar hasta con la jaula. Es tan inútil que quizá algún día te castre. lo único que me queda es que me mandes dinero. La llave la guardo yo, aquí mismo, en mi tacón.