La riqueza te protege de los peligros traviesos de la vida cotidiana, pero no del aburrimiento y la necesidad de satisfacción sexual. Es por eso que un lujurioso Creso satisface su codicia con juegos sumamente extraños. La acción anal extrema es imprescindible, pero su verdadero placer es el sexo con el puño en todas sus variantes. Y cuando su sucia corte, vestida de vinilo y látex, recurre a acciones pervertidas como el fisting anal, no son solo sus bolas las que se llenan de placer cremoso
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