Hay una nueva tecnología disponible que me permite encoger a mi hijastro, que se ha portado mal. Ya con la mitad de su altura, tuve que dejar mi clase de spinning y recogerlo de la universidad de nuevo por pelearse. Como parece que no entiende el mensaje, no tengo más remedio que encogerlo hasta media pulgada. Después de hacerlo, me olvido de él y sigo con mi velada. No me doy cuenta de que se sube encima de mí tratando de llamar mi atención hasta que cae entre mis piernas. Lo molesto un poco y finalmente lo llevo a su nuevo hogar en el cajón de mis bragas. Al menos allí debería estar seguro y cómodo y con muchas menos probabilidades de meterse en problemas.