Estamos de muy buen humor hoy. ¿Por qué no hacerlo aún más divertido? Hagamos un torneo de escupitajos otra vez. Fumamos un cigarrillo y le echamos el humo directamente en la boca. Me encantaron sus expresiones faciales cuando hicimos una deliciosa mezcla con las cenizas y la saliva mocosa. Tuvo que tragarse toda nuestra saliva pegajosa y colorida…