La mujer madura que se postuló esta vez es Eri, de 46 años. El motivo de su solicitud era saldar una deuda que había contraído su exmarido. Su marido, que trabajaba como vendedor, utilizó su dinero de bolsillo para compensar el déficit en los meses en que no cumplía con su cuota. Incluso se endeudó para hacerlo. Eri, que no había sido informada de este hecho, no se dio cuenta de la gravedad de la situación hasta que su marido se evaporó y los cobradores de deudas llegaron a su casa. Antes de que se diera cuenta, ya la habían nombrado fiadora… Se divorció de su marido, pero la deuda no ha desaparecido. Ella decide postularse para el trabajo para pagar su deuda.
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