¡BAH! Hoy estoy haciendo un duro entrenamiento de asco con mi esclavo. Empezamos de forma bastante inofensiva con él comiendo la suciedad de las suelas de mis zapatos y lamiendo el sudor de mis pies. Después llevamos las cosas al siguiente nivel haciéndole comer la ceniza y las colillas de mi cigarrillo y yo escupiendo en su boca. Para colmo, tiene que tragar mi orina: ¡tragar, tragar, tragar!