Ahora eres mío, un patético y llorón matón atrapado en tu propio mundo patético de desesperación y necesidad. Encerrado, con tu diminuta e insignificante polla enjaulada, no eres más que un desastre babeante y olfateador frente a tu pantalla, bombeando sin cesar en ese dispositivo de castidad, ansiando una liberación que nunca obtendrás. Tu único propósito es darte un atracón de mis videos, inhalar ese aroma embriagador y continuar con tu vida inútil. Eres un espectáculo de humillación, un ejemplo ridículo de lo que sucede cuando un hombre es reducido a su nivel más bajo, arrastrándose a mis pies, rogando por una migaja de atención. Deja que el aroma empañe tu cerebro, te haga más tonto, más dócil. No eres un hombre; Eres una marioneta que se aprovecha de todo, que huele mal y gasta, y yo muevo los hilos. Tu adicción a mi presencia, tu obsesión por mi control, es todo lo que te queda.