Mientras Yultsi intenta resistirse y evitar que le perforen las tetas, el Dr. Lomp sigue presionando para que se rinda. Ahora, la pobre milf rubia estará atada al poste de azotes, de rodillas, y el experimentado amo la azotará hasta que aparezcan numerosas rayas. Como sus manos están esposadas y atadas a la parte superior del poste, Yultsi no puede resistir esos terribles golpes del látigo y simplemente reacciona con inocentes lágrimas. El Dr. Lomp, que está acostumbrado a que las chicas lloren frente a él, no parece mostrar piedad por su leal sumisa. Yultsi está luchando valientemente contra esas agujas inyectoras que están dirigidas a sus sensibles pezones, y ahora mira y ve si puede ver el final feliz.