Ah, ¿qué tenemos aquí? Otro espécimen con el caso clásico de “trastorno de dotación insignificante”, una dolencia más comúnmente conocida como el síndrome del pene pequeño e inútil. Es casi fascinante, desde una perspectiva clínica, cómo la naturaleza puede ser tan… mezquina. El pronóstico, por desgracia, es bastante sombrío. Estás destinada a una vida de virginidad crónica, una saga interminable de rechazo sexual y frustración. Cada intento de intimidad será un duro recordatorio de tu incompetencia inherente. Es una carga tanto psicológica como física, una sombra perpetua que oscurece cada uno de tus encuentros. Seamos realistas, la realidad es tan cruda y… como la frialdad clínica de las paredes de esta sala de reconocimiento. Tu condición, mi querida paciente, no es sólo un déficit físico sino una condena de por vida a la marginación de la gratificación sexual. En un mundo donde el tamaño sí importa, tú, desafortunadamente, te quedas terriblemente corto.