Si alguien te pusiera un apodo, tendría que ser El Maestro de las Masturbaciones. No puedes quitar tus manos de tu pene, ¿verdad? Tu madrastra se solidariza con tu situación. Con cariño te quita el vendaje de tu apéndice recién curado y se siente muy aliviada al ver que tu pene se ha curado de todo ese roce y baño que le haces. Como es tu madrastra, se asegura de que te sientas completamente cómodo con su examen, por lo que usa guantes quirúrgicos. Ella sabe que probablemente te avergüences de haberte metido en esto porque solo hay una forma de crear las costras de masturbación que tenías. Incluso se pone las gafas para asegurarse de poder ver toda la piel de tu pene de cerca.
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