Hola, esposo, ¿cómo estás? ¿Aún estás despierto? ¡Qué bueno! Me encanta esa pose tuya. Tienes las piernas abiertas y las muñecas y los tobillos esposados para fijar tu posición. Entonces, ¿dónde está la enfermera? Oh, fue a llamar a un anestesiólogo para que te adormezca. Solo queda una última inyección que te inyectarán en las venas para que te duermas la siesta. Pero, oye, cariño, antes de que… Cierres los ojos, quiero hacerte una confesión. Pero primero, me gustaría agradecerte por ser un buen…