Mi hijastro perezoso nunca ayuda en la casa como le pido. Estoy tan harta que decido que la única forma de conseguir que obedezca es servirle una pequeña humillación memorable. Le hago usar mis bragas rosas que ha estado usando para masturbarse. Es un pequeño cabrón tan retorcido que su polla se pone dura con solo sentir la tela contra sus partes privadas. Esto me pone furiosa, así que le exijo que se siente y voy a ser yo quien use su polla esta vez. Quiero ser yo quien lo masturbe y vea el desastre que hace en mi casa. Hago que se recueste mientras bajo mis bragas rosas lo suficiente para agarrar su dura verga. ¡Le digo que será mejor que no me decepcione masturbándose ya y sin tener más semen para mostrarme! Le digo que, a menos que haga lo que yo le diga de ahora en adelante, le obligaré a volver a usar mis bragas y a recibir su semen tantas veces como quiera, lo que debería dejarlo agotado y excepcionalmente más obediente en la casa.