Pensé que podía confiarle un secreto a mi hermanastra. Tenía que decirle a alguien lo que había estado pensando sobre mi nueva madrastra. Pensé que tal vez descargar mis fantasías sucias haría que desaparecieran o al menos no fueran una molestia tan constante. Estaba equivocada. Después de revelarle a mi hermanastra mi anhelo secreto por mi madrastra, me encontré deseando que algo real sucediera con ella. Es algo sobre una mujer mayor que es segura y sutilmente sexy que hace que mi polla se hinche en mis pantalones hasta que tengo el deseo devorador de masturbarme en privado, ya que no hay forma de que algo sexual pueda suceder en la vida real. Mi hermanastra juró que no le diría ni una palabra a nadie sobre mi secreto y hasta donde yo sabía, no lo había hecho.