Christina y yo acabamos de pasar el día en la playa y, después de un largo y caluroso día en la playa, no hay nada mejor que lamernos el culo sudoroso. Apenas llegamos a la puerta cuando nos quitamos la parte de abajo del bikini y pasamos la tarde lamiéndonos cada centímetro del culo. Es como si todavía pudieras sentir el sabor de la playa mezclado con el sudor… ¡Celestial!