Mi esclavo está atado en la cruz de San Andrés en mi calabozo. Es hora de mis juegos crueles. Primero lo molesto, Entonces dejo de hacerlo y empiezo a darle bofetadas fuertes. Quiero que sienta una frustración horrible. Es tan divertido humillarlo, que finalmente dejo mi “firma” rascándole el cuerpo con mis uñas.